domingo, 3 de junio de 2012

en africa violan a las lesbianas para "curarlas"

Kasha Jacqueline, mujer, ugandesa, lesbiana, valiente por naturaleza -sólo hay que aguantarle la mirada un par de minutos para darse cuenta- y que está luchando por frenar la aprobación de una ley en su país que endurece hasta el esperpento las penas contra los homosexuales. "La homofobia está incrustada en los africanos, nacemos con ella"
En Uganda estos días se debate una ley antihomosexual que endurecería las medidas contra un delito ya castigado; cualquiera, por ejemplo, podría ser detenido sólo por ser sospechoso de conductas homosexuales; obligaría a los médicos a denunciar a los pacientes gays, o castigaría a quien alquile una casa a un homosexual. Kasha Jacqueline, mujer, ugandesa, lesbiana, valiente por naturaleza -sólo hay que aguantarle la mirada un par de minutos para darse cuenta- lucha por frenar su aprobación, y advierte del error al que induce el nombre de la misma, porque no traerá sufrimiento sólo para la población gay sino para muchos ugandeses.
Pese a todo, es capaz de verle algo positivo a este proyecto de ley: ha suscitado un debate, ahora la gente habla del tema en los restaurantes, en las paradas de autobús, en cualquier sitio.  Ese espíritu optimista debe ser el que le permite mantener una lucha pública en un país donde los hombres violan a las lesbianas para “curarlas de su enfermedad”.  Y esa lucha es que le ha traído estos días hasta la isla de Tenerife, para participar en la I Conferencia sobre derechos humanos de la población LGBT en África.
- Ser mujer, negra y lesbiana, ¿son tres garantías para una vida complicada?
- Bueno, África es predominantemente negra, así que no hay problema con ser negra. Pero ser mujer y lesbiana es un doble estigma, porque de las mujeres se espera que sean sumisas, que se casen y cuiden a los hombres, alimenten a sus hijos y todo eso, y cuando te plantas y dices que no te vas a casar con un hombre porque eres lesbiana, pasas a ser considerada incluso menos que una mujer, que ya es inferior a un hombre. E incluso las mujeres que están oprimidas por la sociedad por ser mujeres, nos oprimen a nosotras simplemente por ser lebianas, olvidando que estamos unidas por el hecho de ser mujeres. Yo soy mujer antes que lesbiana.
La homofobia está incrustada en los africanos, nacemos con ella
- ¿Es el mismo rechazo entonces por parte de toda la sociedad o hay diferencias en el trato que os proporcionan hombres y mujeres?
- Toda la sociedad siente rechazo; creen que las lesbianas quieren ser hombres, que se consideran a sí mismas hombres; y estos, de alguna manera nos ven como competidoras, y responden con las violaciones curativas. Dicen que la única forma de mostrarnos que somos mujeres es violarnos y enseñarnos eso, que somos mujeres, no importa lo que hagamos; creen que nos curan de ser lesbianas. Es algo que se da en la mayoría de los países subsaharianos; en Sudáfrica las lesbianas son libres por constitución así que se exponen fácilmente, y ahora los hombres se aprovechan de eso. Porque de lo que no están protegidas es de la sociedad, y los criminales pasan unos meses en la cárcel y después les dejan que vuelvan a cometer el mismo crimen, porque claro, el poder es de los hombres, y lo que ven en ellos es que se han comportado como tal.
- ¿Qué cree entonces que debe cambiar primero, la ley o la sociedad?
Para mí van de la mano. Cambiar mentalidades es muy difícil, la ley también, pero las mentes más. Porque la homofobia está incrustada en los africanos, nacemos con ella, desde que naces te enseñan que la Biblia dice que es algo abominable; así la interpretan los líderes de estas religiones que trajeron de fuera, como que la homosexualidad es algo malo. Así que crecemos con ello. Y cuando plantas una semilla, y ves que el árbol crece torcido, si no lo corriges al principio, así es como será de grande, estará torcido, y entonces no habrá quien lo enderece. Así que cambiar actitudes es algo que nos va a llevar mucho, mucho tiempo. Y las leyes, aunque también es duro, al menos hay procedimientos para cambiarlas. Y es cierto que cambiar las leyes no frenará los abusos, las violaciones, los ataques, pero es bueno tener algo que te proteja, puedes usarla en tu favor de alguno manera.
- Entiendo que esa es su prioridad, entonces....
Tengo miedo, sí, pero debo protegerme. Eres mejor activista vivo que muerto
- Sí, si la gente sabe que hay una ley que protege a esta persona y que si le haces algo puedes ser detenido, se lo pensarán dos veces.
- Pero el debate en Uganda, actualmente, es todo lo contrario, crear una ley antihomosexual, ¿cree que puede salir adelante?
- Puede pasar cualquier cosa; un día me levanto de buen humor y creo que no se va a aprobar, y otros, leo algo y pienso ' ay Dios, va a pasar'
- ¿Y de qué forma esta ley cambiaría la vida de los homosexuales en Uganda?
- La cuestión es que no sólo cambiaría la de los homosexuales, sino la de muchos ugandeses; porque esta ley habla de encarcelar gente en 24 horas, si me vieran ahora hablando contigo, por ser lesbiana podrían decir que estoy ligando contigo; es importante que los ugandeses no se dejen engañar por el nombre de esta ley. Muchos la apoyan porque sólo escuchan que esta gente son violadores, esta gente trae el contagio del VIH, pero no les dicen que después, si no denuncian a un homosexual también van a sufrir; que si les descubren alquilando la casa a un homosexual, van a sufrir; no les dicen que cualquiera puede acusarte si le pareces sospechoso. Y esta ley no contempla la presunción de inocencia. Tampoco saben que pueden descubrirse a sí mismos más adelante, cuando la ley esté aprobada. Porque hay gente que descubre su orientación de joven, otros cuando son adultos y otros nunca. Si lo hacen después de que está aprobada ¿qué?. No les dicen que las organizaciones que trabajamos con población homosexual tendremos que desaparecer, muchos trabajadores se verán afectados.
Hace unos días, el 17 de febrero, pastores contrarios a la homosexualidad mostraron pornografía gay en la iglesia, dentro de la iglesia, delante de los niños. Les enseñaron cómo tienen sexo los homosexuales. Y ni siquiera el ministro de Ética, el principal promotor de la ley, lo condenó. Nadie lo ha hecho. Pero quieren condenarme a mi, por el hecho de, como una adulta, tener relaciones con otro adulto. Y ellos son los moralistas, los hombres que hablan la palabra de Dios y debemos seguir.
- ¿Y de dónde saca la fuerza para mantenerse en esta lucha, en ese escenario que nos describe?
Ojalá algún día los niños no crezcan con odio, aunque no llegue a verlo
- Creo que es el deseo de ser como el resto; no me voy a ir a dormir y esperar que otra gente venga a liberarme. Alguien vendrá y se unirá si me ve luchando. En mí es algo automático, el único modo del que siento que la gente puede unirse a nuestra lucha es mostrar que nosotros también estamos trabajando duro, no puedes esperar que alguien luche por los derechos de los gays si no hay ningún gay en esa lucha.
- ¿Y cómo maneja el miedo?
- Sí, asusta; y limita mucho. Yo solía comprar en mercados muy baratos donde encontraba cosas preciosas; ahora no puedo ir ahí, porque el debate está muy candente y la gente trata de herirte, de atacarte. Y tengo que comprarme unos pantalones carísimos en lugar de tres más bonitos y más baratos. Pero no hay nada que pueda hacer, creo que debo de protegerme. Porque opino que eres mejor activista vivo que muerto; creo que puedes hacer mucho más estando vivo, así que creo que realmente debo protegerme.
- ¿Y qué hay de la comunidad gay masculina? ¿Trabajan con vosotras o como hombres, se consideran también por encima vuestra por ser mujeres?
- Sí trabajamos codo con codo; pero incluso si son gays, y esto no es sólo en Uganda, es en todo el mundo, el sistema patriarcal es universal. Y aunque seamos gays y lesianas y aunque todos suframos las mismas violaciones, los hombres siguen teniendo esa cosa de `soy un hombre, aunque sea gay´, así que siento que aunque trabajemos juntos, el movimiento de mujeres lesbianas todavía tiene mucho más que hacer, por eso me gusta colaborar con los movimientos feministas, para echar abajo este sistema patriarcal. Porque no importa que seamos gays, lesbianas o lo que sea, al final tenemos este sistema patriarcal en la sociedad. Es bueno también que los movimientos gays, o los hombres heterosexuales colaboren, porque los necesitamos para romper este sistema. Pero sí, en Uganda somos uno mismo, al final somos parte de una minoría. Hombres o mujeres.
- Usted siempre ha vivido su sexualidad abiertamente. Se suele pensar que las lesbianas siempre han encontrado más fácil formar familias, vivir juntas y que una tenga niños sin dar explicaciones...
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- Eso es lo que pasa en Uganda, sí. Hay mujeres que viven juntas, a lo mejor alguna estaba casada antes y crían juntas a los hijos, y sí, nadie habla de ello. Pero eso no puede durar siempre, porque al final, has compartido 20 años con tu pareja y cuando una muere te quitan todas las pertenencias comunes. Y eso es lo que queremos cambiar. Me acuerdo de una amiga que me preguntó `Kasha, puedes hacer lo que quieras, ¿por qué has dejado que todo el mundo te conozca, porqué te matas por esto?´. Le dije que quería ser libre, y me dijo que podía hacer lo que quisiese si todo el país no supiese que soy lesbiana. Y le dije que quería poder besar a mi pareja en la calle, poder ir a un picnic y que nadie nos mire, que los niños en un futuro no crezcan con ese odio, que nadie sea expulsado de su casa como lo hemos sido los de mi generación; aunque no viva para ver esa libertad, le dije: `Deja que use la capacidad que pueda tener, mientras esté viva, para cambiar la situación, y aunque yo no llegue a ver esa libertad, aunque llegue dentro de 45 años, estaré orgullosa de haber participado. Porque tengo la energía para hacerlo, porque amo mi libertad. Así que déjame hacerlo´.
- ¿Y entiende a quienes no lo hacen?
Sí, si. Entiendo que hay gente que no tiene esta valentía. Antes, en los primeros años de activismo, no los entendía, te mentiría si te digo que sí. Pero según he ido creciendo como activista he entendido por qué la gente vive dentro del armario, porque el estigma no es una broma, el dolor y el sufrimiento es grande, y no todo el mundo puede soportarlo. Y los respeto, pero eso sí, les pido que no nos condenen. Porque hay quienes dicen que los problemas son nuestra culpa; por nuestro activismo, por atacar al gobierno. Que si estuviésemos callados, mientras permenezca todo en secreto, no pasaría nada. Yo respeto que se queden en su lugar, pero no que nos condenen, y si me dicen que nadie me ha mandado hablar en su nombre, les respondo: ' tú, como persona, puede que no, pero alguien ahí, perdido en cualquier pueblo, está feliz de que lo hagamos porque se han dado cuenta, al vernos en televisión, de que no están solos en el mundo, que sus hermanos y hermanas están ahí; así que si tú no quieres, está bien, pero deja que sentemos los pilares para que las generaciones futuras disfruten de su libertad. Y sí, estoy feliz de ser parte de una lucha que sólo intenta convertir este mundo en un lugar mejor´.

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